sábado, 5 de septiembre de 2009

poema creacionista .- arte poetica

Que el verso sea como una llave
Que abra mil puertas.
Una hoja cae; algo pasa volando;
Cuanto miren los ojos creado sea,
Y el alma del oyente que temblando.

Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
El adjetivo, cuando no da vida, mata.

Estamos en el ciclo de los nervios,
el músculo cuelga,
Como recuerdo, en los museos;
Mas no por eso tenemos menos fuerza:
El vigor verdadero
Reside en la cabeza.

Por qué cantáis a la rosa, ¡oh Poetas!
Hacédla florecer en el poema:
Sólo para nosotros
Viven todas las cosas bajo el Sol.

El poeta es un pequeño Dios.
Arte Poetica

poema creacionista - EL ESPEJO DE AGUA

Mi espejo, corriente por las noches,
Se hace arroyo y se aleja de mi cuarto.
Mi espejo, más profundo que el orbe
Donde todos los cisnes se ahogaron.
Es un estanque verde en la muralla
Y en medio duerme tu desnudez anclada.
Sobre sus olas, bajo cielos sonámbulos,
Mis ensueños se alejan como barcos.
De pie en la popa siempre me veréis cantando.
Una rosa secreta se hincha en mi pecho
Y un ruiseñor ebrio aletea en mi dedo.
//

Vicente Huidobro

poema creacionista - "El rio"

Estan cantando loefantes y colorillo
sen el rio junto a los arbopinos,
que se mueven al ritmo del ventio
fria es el azua que lleva el rio
que esta cerca de los arbopinos
en el valluco de aquel cerro
poema creacionista....

poema surrealista - Domingo

El avión teje los hilos telegráficos
y la fuente canta la misma canción
En la cita de los cocheros el aperitivo
/es anaranjado
pero los maquinistas de las locomotoras
/tienen los ojos blancos
la señora ha perdido su sonrisa en los bosques
Philippe Soupault

poema surrealista - Éxtasis

Plateada hoguera, ascuas caladas
Con la música de su íntima fuerza
Ascuas ahuecadas, liberadas,
Corteza ocupada en liberar sus mundos.
Busca agotadora del yo
Penetración que se rebasa
¡Ah! juntar la hoguera de hielo
Con el espíritu que la pensó.
La vieja persecución insomable
En goce se extravasa.
Antonin Artaud

poema surrealista - Certidumbre

Si te hablo es para oírte mejor
Si te oigo estoy seguro de entender
Si sonríes es para invadirme mejor
Si sonríes yo veo el mundo entero
Si te abrazo es para continuarme
Si vivimos todo será placer
Si te dejo nos recordaremos
Y dejándonos nos reencontraremos.
Paul Éluard

poesia modernista - Lo fatal

Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura, porque ésta ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido, y un futuro terror...
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber adónde vamos
ni de dónde venimos...!
Ruben Dario

poesia modenista - A UN POETA QUE EMPIEZA

Ni senda más estrecha ni camino
más áspero, ni esfuerzo rudi
tanto como el que emprendes, siervo del encanto
falaz que oculta el trágico destino.
No huyas, empero, del dolor divino.
Nada vale la vida en que no hay llanto.
Es el vía.crucis de dolor lo santo
en el peregrinar del peregrino.
Cree con amor, con fe invencible ama.
Pon toda en la Belleza tu alma absorta.
Vive y miere por ella, que es tu dama.
Llegar, ¡quién piensa! Caminar importa,
sin que se extinga la divina llama
del arte largo en nuestra vida corta.
Manuel Machado

poesia modernista - Caupolicán

Es algo formidable que vio la vieja raza;
robusto tronco de árbol al hombro de un campeón
salvaje y aguerrido, cuya fornida maza
blandiera el brazo de Hércules o el brazo de Sansón.
Por casco sus cabellos, su pecho por coraza,
pudiera tal guerrero, de Arauco en la región,
lancero de los bosques, Nemrod que todo caza,
desjarretar un toro o estrangular un león.
Anduvo, anduvo, anduvo. Le vio la luz del día,
le vio la tarde pálida, le vio la noche fría,
y siempre el tronco de árbol a cuestas del titán.
"¡El Toqui, el Toqui!", clama la conmovida casta.
Anduvo, anduvo, anduvo. La aurora dijo "Basta",
e irguióse la alta frente del gran Caupolicán.

Rubén Darío

poesia romantica -Vestales


Tomo tus flores secas; pienso y lloro...
Al reclinar en ellas mi cabeza,
¿por qué siento un almohada de pureza,
de frescura, de aroma, de ilusión?
Es que el recuerdo y el tranquilo llanto,
vestales que custodian los amores,
dan vida y dan perfumes a las flores
que la nieve del tiempo marchitó.
juan zorrilla de san martin

poesia romantica - Imposible


Dejadme recordar; y en ese limbo
en que agitan sus alas los amores,
y suspiran insólitos rumores,
que el alma sabe traducir no más,
las palmas donde duermen los recuerdos
abaniquen mi frente soporosa,
que, al beso de su brisa mentirosa
en un seno de amor se dormirá.
¡Qué dulce realidad la del recuerdo,
vaga ilusión que a otra ilusión imita!
No entiendo el corazón cuando palpita,
mecido por su aliento celestial.
¡Y me habla tanto en su lenguaje mudo!
¿Cuándo lo entenderé? ... Cuando la vida,
en mundo de recuerdos convertida,
de mentiras engendre una verdad!

Juan Zorrilla De San Martin

poesia romantica - A LA MUERTE DE DON JOSÉ MARÍA DE HEREDIA

Voz pavorosa en funeral lamento,
desde los mares de mi patria vuela
a las playas de Iberia; tristemente
en son confuso la dilata el viento;
el dulce canto en mi garganta hiela,
y sombras de dolor viste a mi mente.
¡Ay!, que esa voz doliente,
con que su pena América denota
y en estas playas lanza el océano,
«Murió —pronuncia— el férvido patriota...»
«Murió —repite— el trovador cubano»;
y un eco triste en lontananza gime,
«¡murió el cantor del Niágara sublime!»
¿Y es verdad? ¿Y es verdad?...
¿La muerte impía
a pagar pudo con su soplo helado
el generoso corazón del vate,
do tanto fuego de entusiasmo ardía?
¿No ya en amor se enciende, ni agitado
de la santa virtud al nombre late?...
Bien cual cede al embate
del aquilón el roble erguido,
así en la fuerza de su edad lozana
fue por el fallo del destino herido
...Astro eclipsado en su primer mañana,
sepúltanle las sombras de la muerte,
y en luto Cuba su placer convierte.
¡Patria! ¡Numen feliz! ¡Nombre divino!
¡Ídolo puro de las nobles almas!
¡Objeto dulce de su eterno anhelo!
Ya enmudeció tu cisne peregrino...
¿Quién cantará tus brisas y tus palmas,
tu sol de fuego, tu brillante cielo?
...Ostenta, sí, tu duelo;
que en ti rodó su venturosa cuna,
por ti clamaba en el destierro impío,
y hoy condena la pérfida fortuna
a suelo extraño su cadáver frío,
do tus arroyos, ¡ay!, con su murmullo
no darán a su sueño blando arrullo.
¡Silencio!, de sus hados la fiereza
no recordemos en la tumba helada
que lo defiende de la injusta suerte.
Ya reclinó su lánguida cabeza
—de genio y desventuras abrumada—
en el inmóvil seno de la muerte.
¿Qué importa al polvo inerte,
que torna a su elemento primitivo,
ser en este lugar o en otro hollado?
¿Yace con él el pensamiento altivo?
...Que el vulgo de los hombres, asombrado
tiemble al alzar la eternidad su velo;
mas la patria del genio está en el cielo.
Allí jamás las tempestades braman,
ni roba al sol su luz la noche oscura,
ni se conoce de la tierra el lloro...
Allí el amor y la virtud proclaman
espíritus vestidos de luz pura,
que cantan el hosanna en arpas de oro.
Allí el raudal sonoro
sin cesar corre de aguas misteriosas,
para apagar la sed que enciende al alma
—sed que en sus fuentes pobres,
cenagosas,
nunca este mundo satisface o calma—
.Allí jamás la gloria se mancilla,
y eterno el sol de la justicia brilla.
¿Y qué, al dejar la vida, deja el hombre?
El amor inconstante; la esperanza,
engañosa visión que lo extravía;
tal vez los vanos ecos de un renombre
que con desvelos y dolor alcanza;
el mentido poder; la amistad fría;
y el venidero día
—cual el que expira breve y pasajero—
al abismo corriendo del olvido...
Y el placer, cual relámpago ligero,
de tempestades y pavor seguido...
Y mil proyectos que medita a solas,
fundados, ¡ay!, sobre agitadas olas.
De verte ufano, en el umbral del mundo
el ángel de la hermosa poesía
te alzó en sus brazos y encendió tu mente,
y ora lanzas, Heredia, el barro inmundo
que tu sublime espíritu oprimía,
y en alas vuelas de tu genio ardiente.
No más, no más lamente
destino tal nuestra ternura ciega,
ni la importuna queja al cielo suba...
¡Murió!... A la tierra su despojo entrega,
su espíritu al Señor, su gloria a Cuba;
¡que el genio, como el sol, llega a su ocaso,
dejando un rastro fúlgido su paso!
//
Gertrudis Gomez de Avellaneda

epoca colonial - FOSAS COMUNES

El halcón cansado suelta a la paloma,
decide:! hay que buscar a los perdidos!,
cavan la tierra, los gusanos blancos huyen
despavoridos,
¿de quien es esta mano, este ojo, este pie calzado
con tenis Nike americanos?,
(pregunta un enmascarado que con una brocha
limpia las suelas embarradas).
Una calavera forrada en materia blanca blanda
pide le reconozcan el derecho a tener nombre,
el juez se lo niega porque no está completa.
Quizás logren encontrar al dueño del dedo que le
sobra a la mano de seis,
sus huellas dactilares son distintas, la cédula se
traspapela.
A los cuerpos mutilados no les encuentran el
rostro,
son demasiados y sobran piezas que no casan.
En la cárcel ofrecen un plano muy preciso para
armar el rompecabezas,
un pie camina sin muletas y se pierde en la
distancia,
una mano hace un gesto obsceno al que la
desentierra,
se angustia porque no sabe si es derecha o
izquierda.
Luis Tejada

epoca colonial - Noche de hojas suaves

El aire besa, el aire besa y vibra
como un bronce en el límite lontano
y el aliento en que fulgen las palabras
desnuda, puro, todo cuerpo humano.

Yo soy el que has querido, piel sinuosa,
yo soy el que tú sueñas, ojos llenos
de esa sombra tenaz en que boscajes
abren y cierran párpados serenos.

Qué noche de recónditas y graves
sombras de hojas, sombras de tus párpados
está en la tierra el grito mío, ardiendo,
y quema tu silencio como un labio.
Hernando Domínguez Camargo

epoca colonial - redondillas

Hombres necios que acusáis
a la mujer, sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis;

si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
por qué queréis que obren bien
si las incitáis al mal?

Combatís su resistencia
y luego, con gravedad,
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.

Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco,
al niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.

Queréis, con presunción necia,
hallar a la que buscáis
para prentendida, Thais,
y en la posesión, Lucrecia.

¿Qué humor puede ser más raro
que el que, falto de consejo,
él mismo empaña el espejo
y siente que no esté claro?

Con el favor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien.

Opinión, ninguna gana,
pues la que más se recata,
si no os admite, es ingrata,
y si os admite, es liviana.

Siempre tan necios andáis
que, con desigual nivel,
a una culpáis por cruel
y a otra por fácil culpáis.

¿Pues como ha de estar templada
la que vuestro amor pretende?,
¿si la que es ingrata ofende,
y la que es fácil enfada?

Mas, entre el enfado y la pena
que vuestro gusto refiere,
bien haya la que no os quiere
y quejaos en hora buena.

Dan vuestras amantes penas
a sus libertades alas,
y después de hacerlas malas las
queréis hallar muy buenas.

¿Cuál mayor culpa ha tenido
en una pasión errada:
la que cae de rogada,
o el que ruega de caído?

¿O cuál es de más culpar,
aunque cualquiera mal haga;
la que peca por la paga
o el que paga por pecar?

¿Pues, para qué os espantáis
de la culpa que tenéis?
Queredlas cual las hacéis
o hacedlas cual las buscáis.

Dejad de solicitar,
y después, con más razón,
acusaréis la afición
de la que os fuere a rogar.
Bien con muchas armas fundo
que lidia vuestra arrogancia,
pues en promesa e instancia
juntáis diablo, carne y mundo.
Sor Juana Inés de la Cruz

poesia de la conquista - Es con voz de la Biblia, o verso de Walt Whitman




Y todo esto pasó con nosotros.
Nosotros lo vimos,
nosotros lo admiramos.
Con esta lamentosa y triste suerte
nos vimos angustiados.
En los caminos yacen dardos rotos,
los cabellos están esparcidos.
Destechadas están las casas,
enrojecidos tienen sus muros.
Gusanos pululan por calles y plazas,
y en las paredes están salpicados los sesos.
Rojas están las aguas, están como teñidas,
y cuando las bebimos,
es como si bebiéramos agua de salitre.
Golpeábamos, en tanto, los muros de adobe,
y era nuestra herencia una red de agujeros.
Con los escudos fue su resguardo,
pero ni con escudos puede ser sostenida su soledad.
Hemos comido palos de colorín,
hemos masticado grama salitrosa,
piedras de adobe, lagartijas,
ratones, tierra en polvo, gusanos...
Comimos la carne apenas
sobre el fuego estaba puesta.
Cuando estaba cocida la carne,
de allí la arrebataban,
en el fuego mismo, la comían.
Se nos puso precio.
Precios del joven, del sacerdote,
del niño y de la doncella.
Basta: de un pobre era el precio
sólo dos puñados de maíz,
sólo diez tortas de mosco;
sólo era nuestro precio
veinte tortas de grama salitrosa.
Oro, jades, mantas ricas,
plumajes de quetzal,
todo eso que es precioso
en nada fue estimado...
Herencia Española

poesia en la conquista- Oda a Roosevelt


Es con voz de la Biblia, o verso de Walt Whitman
que habría de llegar hasta ti, Cazador,
primitivo y moderno, sencillo y complicado,
con un algo de Washington y cuatro de Nemrod.
Eres los Estados Unidos,
eres el futuro invasor
de la América ingenua que tiene sangre indígena,
que aún reza a Jesucristo y aún habla en español.
Eres soberbio y fuerte ejemplar de tu raza;
eres culto, eres hábil, te opones a Tolstoi.
Y domando caballos, y asesinando tigres,
eres un Alejandro-Nabucodonosor.
(Eres un profesor de Energía
como dicen los locos de hoy)

Crees que la vida es incendio,
que el progreso es erupción,
que en donde pones la bala
el porvenir pones.
No.

Los Estados Unidos son potentes y grandes.
Cuando ellos se estremecen hay un hondo temblor
que pasa por las vértebras enormes de los Andes.
Si clamáis, se oye como el rugir del león.
Ya Hugo a Grant lo dijo: las estrellas son vuestras.
(Apenas brilla, alzándose, el argentino sol
y la estrella chilena se levanta... ) Sois ricos
Juntáis al culto de Hércules el culto a Mammón,
y alumbrando el camino de la fácil conquista,
la Libertad levanta su antorcha en Nueva York.
Más la América nuestra, que tenía poetas
desde los tiempos de Netzahualcóyotl,
que ha guardado las huellas de los pies del gran Baco,
que el alfabeto pánico en un tiempo aprendió;
que consultó los astros, que conoció la Atlántida
cuyo nombre nos viene resonando en Platón,
que desde los remotos momentos de su vida
vive de luz, de fuego, de perfume, de amor,
la América del grande Moctezuma, del Inca,
la América fragante de Cristóbal Colón,
La América católica, la América española,
la América en que dijo el noble Guatemoc:
"Yo no estoy en un lecho de rosas"; esa América
que tiembla de huracanes y que vive de amor,
hombres de ojos sajones y alma bárbara, vive.
Y sueña. Y ama, y vibra, y es la hija del Sol.
Tened cuidado. ¡Vive la América española
!Hay mil cachorros sueltos del León Español.
Se necesitaría, Roosevelt, ser, por Dios mismo,
el Riflero terrible y el fuerte Cazador,
para poder tenernos en vuestras férreas garras.
Y, pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios!
Darío, Rubén. Nicaragua 1867-1916

poesia en la conquista - BLASÓN

Soy el cantor de América autóctono y salvaje:
mi lira tiene un alma, mi canto un ideal.
Mi verso no se mece colgado de un ramaje
con vaivén pausado de hamaca tropical...
Cuando me siento inca, le rindo vasallaje
al Sol, que me da el cetro de su poder real;
cuando me siento hispano y evoco el coloniaje
parecen mis estrofas trompetas de cristal.
Mi fantasía viene de un abolengo moro:
los Andes son de plata, pero el león, de oro,
y las dos castas fundo con épico fragor.
La sangre es española e incaico es el latido;
y de no ser Poeta, quizá yo hubiera sido
un blanco aventurero o un indio emperador
José Santos Chocano